viernes, 25 de enero de 2013

Legos

La Fiscalía del TSJ de Andalucía ha anunciado su intención de recurrir ante el Tribunal Supremo la sentencia por la que se anula la dictada por el Tribunal de Jurado en el caso del asesinato de Rocío Wanninkhof. Hasta aquí, no debería existir nada que llamara la atención. Es normal que las partes, y el Ministerio Fiscal, hagan uso de los medios de defensa que les concede el ordenamiento jurídico.

Lo que no es normal es que este caso de asesinato que, desde la desaparición de Rocío, ha ido acompañado de un elevado grado de incertidumbre sobre la autoría de su muerte y de opiniones sobre la distinción entre pruebas de cargo e indiciarias, sirva para poner en entredicho el Tribunal de Jurado. Y no es normal, porque no se corresponde con la realidad.

La sentencia del TSJA declara que la anulación se decide por ausencia de detalle en los elementos de convicción que formaron el convencimiento del jurado y, lo que es más grave, por ausencia de una argumentación rigurosa del magistrado que presidió el juicio. En cambio, el Ministerio Fiscal dice que es la sentencia que anula la que quebranta las formas y la ley. De ahí su recurso.

Demasiada confusión y demasiadas contradicciones entre técnicos objetivos y garantes -jueces y fiscales- para que esta causa sirva para poner en tela de juicio el sistema de jurado como forma de participación eficaz de los ciudadanos en su Administración de Justicia. Claro que puede que la razón de ser esté en otro lugar. Aplausos para magistrados que han puesto en libertad a un narco; suspensión de sus funciones por el CGPJ, emitiéndose el voto a favor, o en contra, coincidiendo con su pertenencia a una asociación, u otra; elección de magistrados en función de no se qué y actuación de la Fiscalía General del Estado de forma opuesta en los casos de prevaricación que conoce, pueden hacer pensar que no es el Tribunal de Jurado, ni la condición de legos de sus miembros, el responsable de los males de la Justicia.

Eso sí, los miembros del jurado son de paso. No se quedan. En cada proceso son distintos y se eligen por sorteo. Puede que no interesen. Desde luego, para intentar hacer una Justicia a medida, no sirven. Son legos. No entienden. Se pueden equivocar.

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