sábado, 26 de enero de 2013

Interior abre una investigación para saber qué se hizo con el 'informe King' de 1998

El Ministerio del Interior ha abierto una investigación para saber qué se hizo con el aviso que la policía británica envió a España en 1998 sobre Tony Alexander King y su "potencial peligro" para las mujeres, según fuentes del departamento. La intención es saber "si se cometió algún error" y por qué el británico encarcelado ahora por las muertes de Rocío Wanninkhof y Sonia Carabantes no fue investigado tras el asesinato de Rocío, el 9 de octubre de 1999. Los sindicatos policiales y las asociaciones de guardias civiles culpan de ello a la "histórica" descoordinación entre ambos cuerpos.


 

 

Los máximos responsables de Interior ya han mantenido varias reuniones para intentar aclarar qué se hizo con el aviso de Scotland Yard y con las comprobaciones que posteriormente hizo la policía, que pudo certificar que King residía en Mijas desde febrero de 1998. Ese dato descartó su participación en una agresión sexual en el Reino Unido y lo eliminaba como sospechoso. El ministro, Ángel Acebes, y el secretario de Estado de Seguridad y coordinador de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, Ignacio Astarloa, han interiorizado la necesidad de llegar hasta el final en este asunto y así lo han transmitido a los directores generales de la Guardia Civil, Santiago López Valdivielso, y de la Policía, Agustín Díaz de Mera.

El propio Acebes dio ayer algunas explicaciones sobre el asunto, pero no aclaró si la policía transmitió la información sobre King a la Guardia Civil, que sigue negando que supiera nada del inglés, ni tampoco si ésta pidió información expresa a Interpol o a la policía sobre el ciudadano británico. "Las informaciones se transmiten a quien debe conocerlas y además bajo secreto y reserva", dijo el ministro, "porque son uno o dos los investigadores que pueden conocer las informaciones que transmite Interpol a cualquier otra policía en el marco de una investigación". El ministro añadió que ésas no son informaciones "que se pongan en un tablón de anuncios".

El hecho es que en 1998 la policía española manejó la comunicación británica, la investigó, contestó a Scotland Yard y, según fuentes conocedoras del asunto, "todo tuvo que ser archivado por Interpol en Madrid", un organismo que sólo en 1998 (con Jaime Mayor Oreja de ministro del Interior y Ricardo Martí Fluxá de secretario de Estado de Seguridad y coordinador de los cuerpos) recibió 76.000 informaciones sobre sospechosos de bajo interés policial. La cuestión es por qué ni se utilizó esa información en 1999, ni fue comunicada a la Guardia Civil ni ésta pidió informes específicos de King.

Una vez perpetrado el crimen de Wanninkhof, a finales de 1999, la Guardia Civil abrió un amplio abanico de pesquisas, fundamentalmente centradas en el entorno de Rocío y de su familia, ante la práctica seguridad de que existía un nexo de unión entre la joven y su agresor. Pero, según las fuentes consultadas, King no fue incluido entre los "cientos de británicos" que fueron investigados tras el hallazgo de una colilla de tabaco Royal Crown.

Las fuentes de ambos cuerpos preguntadas aseguran que si se hubiera preguntado específicamente por King a Interpol-Madrid inmediatamente habrían aparecido sus antecedentes, bien en los propios archivos (no vivos, es decir no permanentemente consultables por el ordenador) de Interpol en Madrid o bien habrían sido remitidos desde Scotland Yard. Los citados medios de policía y Guardia Civil, en cualquier caso, coinciden en que ni fluyó la información entre ambos ni se investigó a King ni se trabajó coordinadamente.

De hecho, los antecedentes de King no fueron conocidos hasta muy pocos días antes de la detención. Entre el 12 y el 13 de septiembre, el Cuerpo Nacional de Policía, tras una confidencia que les puso en la pista del inglés, hizo una primera consulta verbal a un agregado policial británico en España, quien únicamente ofreció una información "vaga" sobre los antecedentes de King aunque sí dijo que actuaba "muy violentamente", según mandos policiales. El día 22 ya se conocían de forma más fidedigna los antecedentes y, también, que se habían hecho las comprobaciones de 1998 y no se habían utilizado tras el caso Wanninkhof.

En ese momento, el Cuerpo Nacional de Policía ya había entregado a King a la Guardia Civil por orden judicial y empezaron a compartirse los antecedentes y otros datos. Pero hasta ese momento, los dos cuerpos habían investigado cada uno por su lado y únicamente habían compartido tareas de policía científica y los datos de Interpol solicitados expresamente de las pesonas a las que se investigaba .

De hecho, sólo cuatro días antes de la detención, cuando la policía ya contaba con la confidencia y la corazonada sobre la posible autoría de King en ambos crímenes, se hizo una consulta a la Guardia Civil sobre las características de la tulipa del Mazda con restos de sangre del supuesto asesino que había sido hallada en el lugar del rapto inicial de Carabantes. En esos contactos, Policía y Guardia Civil se tantearon para conocer qué tenían cada uno, pero sin revelar nada más, según miembros de ambos cuerpos.

Los sindicatos policiales y las asociaciones de guardias civiles cargaron ayer las tintas sobre la falta de coordinación entre ambos cuerpos e incluso que hubo una pugna en el sentido de "quítate tú que me pongo yo", según refiere la Asociación Unificada de Guardias Civiles. Todos recuerdan que en los años en que se cometió el crimen de Wanninkhof estaba al frente del ministerio Mayor Oreja, "cuya principal y prácticamente única preocupación era el terrorismo".


Los cuerpos policiales no comparten sus bases de datos

La policía y la Guardia Civil no comparten sus bases de datos y tienen "fuertes reticencias" a intercambiar información sobre investigaciones, incluso sobre terrorismo. Cada uno tiene sus propios archivos sobre criminales, muestras de ADN, desaparecidos... Únicamente tienen acceso conjunto a la base de datos de huellas digitales (Said), según las fuentes consultadas. La Guardia Civil tiene la información sobre las personas que investiga o con antecedentes de detención en una base de datos llamada Intpol-Europj mientras que el Cuerpo Nacional de Policía dispone de la base llamada Grupo de Análisis y Tratamiento de Información (GATI). Y además, cada rama de investigación dispone de sus archivos propios. En el caso de que haya consulta expresa, sí se cruzan los datos, y también cuando realizan investigaciones conjuntas, como la que se llevó a cabo en Madrid con el llamado asesino del naipe, aunque finalmente el supuesto criminal, Alfredo Galán, se entregó a la policía.

Los dos cuerpos tienen posibilidad de acceder a la información policial de la base de datos Schengen, pero ésta sólo incluye a individuos con requisitorias u órdenes de busca y captura. Interpol en España está gestionada por la policía y si la Guardia Civil quiere hacer una consulta tiene que pedírsela a sus compañeros de azul. El organismo internacional de policía celebra a partir del lunes su 72ª Asamblea General en Benidorm (Alicante).

Las fuentes consultadas aseguran que si se hubiera hecho una consulta "específica" sobre Tony Alexander King a Interpol habría salido inmediatamente que se había dado el aviso de 1998 y la policía británica hubiera enviado "del tirón" todo lo que tuviera sobre el inglés al que su Gobierno empujó a cambiar de nombre tras cumplir sus condenas. Los medios preguntados indican que las sospechas no se ponen en la base de datos sobre personas buscadas, "pero sí se archivan, de forma que si se pregunta sobre alguien específicamente y hay algo sobre él, el ordenador pita todo". Otra cosa es que se pidiera una consulta general sobre agresores sexuales u otro tipo de criminales en una determinada zona [en este caso se investigó a necrófilos]. "Eso se hace cuando los investigadores no tienen nada, pero hay que acotar el campo mucho, con mucho trabajo de campo previo, en incluso así un mero sospechoso no sale".

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