viernes, 25 de enero de 2013

El 'caso Wanninkhof' se centra en la búsqueda de pruebas y cómplices

Cabe la posibilidad de que haya alguna persona más implicada". El subdelegado del Gobierno en Málaga, Carlos Rubio, confirmó ayer que el caso Wanninkhof sigue abierto y que ahora se centra en la búsqueda de los posibles encubridores de María Dolores Vázquez. La Guardia Civil intenta además conseguir nuevas pruebas que incriminen de forma irrefutable a la supuesta asesina de Rocío, en prisión desde el sábado.

Carlos Rubio dijo ayer que la investigación no se ha cerrado "ante la eventualidad de que pudiera haber algún colaborador" de la acusada, María Dolores Vázquez, y a fin de aportar "nuevas evidencias que puedan ayudar al juez". La Subdelegación del Gobierno no descarta, pues, otras detenciones. "El caso sigue abierto, con varias líneas de investigación que se van a explorar a fondo", comentó Rubio, aunque no dio más precisiones, ya que las actuaciones se encuentran bajo secreto del sumario por disposición del titular del Juzgado número 6 de Fuengirola, Román Martín. Una veintena de guardias civiles trabajan para esclarecer el asesinato de la joven, cuyo cuerpo apareció con once puñaladas y rociado con ácido en un paraje de Marbella.

Desde Arroyo del Ojanco, pueblo de Jaén al que se trasladó la familia tras la muerte de Rocío, su madre, Alicia Hornos, describió a la presunta asesina -con la que mantuvo una estrecha amistad y convivió durante varios años- como "una mujer violenta hasta con sus seres queridos": "Es muy agresiva. Yo la he visto pegarle a su madre y a una tía. Da una imagen, pero es otra persona. Es muy violenta y se vuelve como si fuera un diablo".

Con una voz tan serena como triste, la madre de la víctima, concluyó: "Estoy siempre con tranquilizantes y en manos de psiquiatras. Lo único que me mantiene son mis otros dos hijos. Al día siguiente del entierro de Rocío me podían haber enterrado a mí. Mi vida se ha quedado vacía".

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