viernes, 25 de enero de 2013

Hallado en Marbella el cadáver calcinado de la joven que desapareció en octubre en Mijas

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  • El cadáver de Rocío Wannifkov, la joven de 19 años que desapareció el 9 de octubre en Mijas Costa (Málaga), fue hallado en la mañana de ayer calcinado y semidesnudo por los empleados de un club de tenis de Marbella entre la maleza de una zona apartada del recinto. La policía y la Guardia Civil, que dirige la investigación, comenzaron a investigar de inmediato la posible relación de ese cuerpo con la joven desaparecida. Sus sospechas las confirmó a las diez de la noche Rosa, hermana mayor de Rocío, que reconoció un anillo y una camiseta encontrados junto al cadáver. La autopsia se realizará hoy.


     

    "Parece que las cosas han cambiado. Estamos en lo peor. La hermana de Rocío ha reconocido un anillo y una camiseta del cadáver, y parece que puede ser ella. Estamos destrozados". Juan Cerrillo, el amigo de la familia que ha ejercido como portavoz desde que se iniciaron las labores de búsqueda, se quebró cuando Rosa Wannifkov, de 21 años (Rocío cumpliría 20 el día 9) volvió del cuartel de la Guardia Civil de Mijas.Fue el final de una espera angustiosa, y un mazazo inesperado para la familia. La Guardia Civil no quiso alertar a los parientes del hallazgo hasta que las sospechas fueron bastante fundadas. A las ocho de la tarde, Amadeo Hornos, tío de Rocío y portavoz de la familia, insistía en que la Guardia Civil les había dado "un 99% de posibilidades de que no fuera ella".

    Los agentes se dirigieron a la madre de la chica, Alicia Hornos, para que efectuase el reconocimiento, pero finalmente fue la hermana la encargada de desplazarse al cuartel para examinar los efectos que se habían encontrado junto al cuerpo. Cuando regresó, decenas de amigos y vecinos que se habían congregado a la puerta del domicilio estallaron en llanto.

    En la búsqueda habían participado más de 300 vecinos durante casi un mes. Justamente hacía dos días que la Guardia Civil decidió suspender los rastreos.

    El cuerpo que hallaron los trabajadores del club de tenis de la urbanización Altos del Rodeo de Marbella estaba descompuesto, esquelético, momificado y desnudo. Había sido calcinado para tratar de dificultar la identificación. Lo encontraron en una zona asilvestrada del recinto del club, semihundido entre la hojarasca. Llamaron inmediatamente a la policía.

    José Antonio Bolaños, inspector jefe del Cuerpo Nacional de Policía de Marbella, acudió al levantamiento del cadáver y se puso en contacto con la Guardia Civil para comunicarle el hallazgo, puesto que era éste el cuerpo de seguridad encargado de la investigación. Bolaños no quiso aventurar conjeturas acerca de la identidad, pero sí indicó que quien hubiera llevado el cuerpo allí lo había hecho con el propósito de ocultarlo.

    No pudo precisar si el cuerpo había sido trasladado ya cadáver. "El estado de conservación es tan malo que no podemos jugar a las hipótesis", zanjó.

    El cadáver se encontraba en tal estado que los primeros análisis hicieron pensar a los investigadores que podía llevar seis meses enterrado en el lugar donde apareció. A esto se agarró la familia durante todo el día. "Nos han dicho que hay un 99% de probabilidades de que no sea nuestra niña, porque ese cuerpo lleva muerto seis meses", repetía Amadeo Hornos por la tarde. El talante de la familia cambió radicalmente después del reconocimiento. A las 22.30, confirmaban en la puerta de su domicilio que se trataba de Rocío.

    Confianza

    La familia ha aguantado todo este tiempo con optimismo porque estaban convencidos de que la chica aparecería con vida. No denunciaron su desaparición hasta un día después porque confiaban en que se hubiera ido a dormir a casa de una amiga. Cuando, días después, la Guardia Civil encontró en un descampado cercano a la casa las zapatillas de deporte que llevaba Rocío y un charco de aproximadamente dos litros de sangre seca, se agarraron a la posibilidad de que la sangre no perteneciese a la joven. El análisis comparativo del ADN de la madre de Rocío con el de la sangre encontrada fue el siguiente mazazo. Pero se agarraron a la hipótesis del secuestro.Inundaron la provincia de carteles con la foto de Rocío y el padre de los niños con los que ésta trabajaba de canguro ofreció una recompensa de diez millones de pesetas si la devolvían viva. La familia Stanford, en la que la joven ejercía de canguro aseguró ayer que mantiene la recompensa para quien encuentre a los asesinos.

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