martes, 26 de marzo de 2013

Sin pistas sobre el "asesino del tren"


El FBI lo llama Operación Parar el Tren, otorgando a la caza humana un tinte peliculero. Tratan de capturar a un tal Rafael Resendez Ramírez, alias José Ángel Mangele, o Antonio Martínez, o 28 nombres más con los que se ha paseado por Estados Unidos en un viaje sanguinario que los programas informativos siguen con devoción apasionada. "Cierren bien las puertas y ventanas", recomiendan los presentadores a los habitantes de los lugares en los que alguien cree haber visto a Ramírez. Al último asesino en serie de la factoría americana se le conoce como el asesino del tren: durante 20 años ha recorrido el país de punta a punta agazapado en los vagones de mercancías. Se ha movido siempre por los alrededores de las estaciones o de las ciudades atravesadas por las vías. Los ocho asesinatos que la policía le atribuye fueron cometidos siempre a pocos metros de un carril de tren.

Ahora, Ramírez se codea con Usama Bin Laden en la lista de los fugitivos más buscados por el FBI, en la que es el autor del mayor número de crímenes en suelo norteamericano.

En los carteles, el FBI informa: "Debe ser considerado armado y sumamente peligroso", y lo advierte así, en español, porque lo poco que saben es que nació en Puebla (México), que no pasa de 1,70 metros de estatura y que se hace pasar por "jornalero y obrero migratorio". Trabajador ilegal, por decirlo sin eufemismos.

La policía no tiene pistas y, lo que es peor, según los expertos, no sabe por qué mata: no hay motivos, no roba y no escoge a sus víctimas por edad o por condición. El doctor Ronald Weiner, experto en criminología de la American University, ha explicado a este periódico que los asesinos en serie se dividen entre "misionarios y depredadores: los primeros dejan su firma en el crimen, pero los otros matan sin normas y están siempre a la caza", dice Weiner.

Asegura la policía que Ramírez está a punto de volver a matar, pero a esa conclusión han llegado más por lógica que por pericia: el asesino ha cometido sus últimos crímenes a razón de uno por mes, con una cadencia uniforme. Pagan 125.000 dólares (20 millones de pesetas) a quien pueda dar una pista sobre su paradero.

De momento, sólo hay un hilo del que tirar. Ramírez pudo haber cometido el error que la policía espera en un caso como éste: se comunicó con familiares que residen en Lexington (Kentucky), que luego dieron "información importante" a la policía. "¿Está localizado?", preguntó un periodista al portavoz del FBI. "Está en algún lugar de EE UU, Canadá o México", respondió el agente, sin ánimo de hacer un chiste.

De sus crímenes se relatan los detalles más insanos: a una profesora de Houston la mató a golpes con una piedra junto a la vía del tren; otra víctima en ese Estado fue asesinada con un picador de hielo, y a una pareja que residía junto a la estación la mató de disparos en la cabeza mientras dormía en su habitación. Uno de los casos es especialmente sádico: una mujer fue pateada, apuñalada y violada, felonías cometidas en ese orden. La policía recuerda constantemente que hay otra víctima que también fue violada después de haber sido asesinada.

Lo que más irrita al FBI es que Ramírez deja huellas de elefante en los lugares del delito. Los investigadores más reputados dicen que ahí radica el error de la policía: a un asesino en serie no se le captura por las pistas que deja, sino por la personalidad que muestra. Por eso, Clarice Starling / Jodie Foster tiene que pedir consejo a Hannibal Lecter/ Anthony Hopkins para capturar a su asesino en serie.

La televisión está mostrando ahora el mismo entusiasmo que el público apuntó por El silencio de los corderos o por Seven. La fascinación que aquí se siente por relatos como el de Ramírez tiene su lógica, según el criminólogo Ronald Weiner: "La cultura americana es fundamentalmente violenta. Este país se fundó con violencia y se formó con violencia, y por eso nos atrae". Según Weiner, a los norteamericanos les fascinan los criminales y los crímenes: "Los asesinos en serie son como el tiburón blanco, porque te aterrorizan, pero al mismo tiempo te sientes atraído por el increíble poder de la bestia".

El FBI dice que Ramírez les lleva "cuatro días de ventaja", y reconocen que ahora mismo lo único que pueden hacer es lo mismo que los presentadores de televisión: recomendar a la gente que cierre bien las puertas y ventanas.

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