jueves, 21 de marzo de 2013
La 'casa de los horrores' inglesa, demolida para evitar el turismo macabro
La casa número 25 de la calle de Cromwell, ocupada durante dos décadas en la localidad inglesa de Gloucester por Frederick y Rosemary West, acusados del asesinato de 20 muchachas, será borrada del mapa ciudadano a partir del próximo lunes. El Ayuntamiento no desea atraer curiosos en busca de la mansión de los horrores, y la ha adquirido junto con el edificio contiguo. Una vez demolida, los ladrillos serán pulverizados y quemadas las maderas de suelos, puertas y ventanas. Funcionarios consistoriales enterrarán luego los escombros en un terreno alejado de la ciudad. Los trabajos costarán cerca de 16 millones de pesetas.El Ayuntamiento ha decidido también, por unanimidad, que el solar sea igualado con una apisonadora y cubierto de hormigón. Destruyendo todo vestigio de las, posesiones del matrimonio West, se espera evitar que amantes de los recuerdos macabros entren a robar y las vendan al mejor postor. La policía montará guardia desde el principio para impedir la presencia de curiosos. La imagen de la villa, empañada por los trágicos sucesos, podría verse así perpetuada dentro y fuera del Reino Unido. Una vez completada la operación, las familias de las víctimas decidirán el futuro del solar vacío. La cantidad obtenida con una posible venta engrosará el fondo creado para ayudarles.
El albañil West convivió en la casa con sus hijos y la mayoría de las jóvenes que asesino , ayudado por su esposa. Dada su habilidad manual, el interior fue acondicionado y renovado sin descanso para enterrar nueve de los cadáveres, una vez descuartizados. En el jardín realizó también excavaciones para ocultar los cuerpos sin que los vecinos notaran nada. Como los West siempre tenían huéspedes, no sospecharon que las ampliaciones escondían un cargamento siniestro.
Frederick West, de 52 años, apareció ahorcado en enero de 1995 en su celda de la prisión de Winson Green, en la ciudad de Birmingham. El suicidio agravó la crisis del sistema penitenciario británico y abochornó al Ministerio del Interior. Rosemary, de 42 años, fue juzgada y condenada por los asesinatos. Ahora cumple una condena de cadena perpetua.
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