miércoles, 27 de marzo de 2013

La ruta de la prostitución


Aunque los testimonios que hasta ahora se han oído en el juicio contra Joaquín Ferrándiz todavía no han aclarado si éste conocía o no a las tres prostitutas a las que mató y enterró junto al camino de Vora Riu en Vila-real, según su propia confesión, sí que se perfila la idea de que conocía el lugar en el que éstas se ubicaban habitualmente. Dos amigos del propio imputado aseguraron ayer haberle acompañado al camino de la Ratlla para contratar los servicios de las chicas que, como las tres víctimas de Vora Riu, se colocaban en esa zona.Ambos mantuvieron que, a propuesta de Ferrándiz, acudieron al lugar conducidos por el acusado que, en ningún momento, mostró dudas sobre cómo llegar al lugar al que se dirigían. Los dos afirmaron haber tenido la sensación de que el autor confeso de la muerte de cinco mujeres conocía la zona y que se desenvolvía con normalidad en su trato con prostitutas.

Una de estas visitas se produjo, según uno de los testimonios, entre marzo y abril de 1995. El joven que acompañó a Ferrándiz accedió a ello ya que pensó que, tras su estancia en prisión, el procesado necesitaba mantener relaciones sexuales. Al parecer, los servicios acordados finalizaron antes de lo previsto.

La segunda ocasión en la que Ferrándiz acudió acompañado fue entre septiembre y octubre de 1995. Entonces, el ahora acusado fue "directo" al lugar en el que se encontraba una prostituta que, según el testimonio de ayer, no era ninguna de las tres víctimas de Vora Riu. En este caso se dio un percance ya que, según dijo el compañero de Ferrándiz, la chica salió del coche gritando porque éste le pellizcaba el pecho y le hacía daño.

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