Una multa por estacionamiento indebido fue la pista que llevó a la policía neoyorkina a capturar al tristemente famoso hijo de Sam, un sicópata de veinticuatro años, oscuro funcionario de Correos, que en el último año mató a seis personas, hirió a otras, sitió y tuvo atemorizada a toda la ciudad de Nueva York. David Berkowitz, armado con un revólver calibre 44, se acercaba sigilosamente a los coches estacionados en cuyo interior se hallaba una pareja y disparaba cuatro balas a bocajarro desde la ventanilla contigua a la del conductor. Quinientos policías tardaron un año en capturarle y gastaron en la operación más de un millón de dólares. Al conocerse la noticia, la ciudad neoyorkina respiró aliviada. Ahora todas las mentes están puestas en el juicio de este misterioso asesino, que ha sobrepasado en fama al estrangulador de Boston o al mismo Jack el destripador. Juan González Yuste nos informa desde Washington.
Después de una de las más gigantescas operaciones de «caza del hombre» que se recuerdan en Estados Unidos, la policía de Nueva York arrestó ayer a David Berkowitz, un empleado de Correos de veinticuatro años de edad, y le acusó de ser el hijo de Sam, un misterioso asesino que, armado con un revolver de calibre 44, aterrorizó durante más de un año a los neoyorquinos. Seis muertos y siete heridos fueron el trágico balance de las ocho actuaciones del asesino, que se llamaba a sí mismo el hijo de Sam.
Más de quinientos detectives de la policía de Nueva York trabajaban en los últimos días en el caso del «asesino del calibre 44». Otros muchos se ofrecieron voluntarios para dedicar sus horas libres a la búsqueda del misterioso criminal, que se dedicó esencialmente a disparar desde la oscuridad contra automóviles estacionados en lugares solitarios, con una pareja en su interior. El 29 de julio del año pasado cometió el hijo de Sam su primer asesinato. El último tuvo lugar hace sólo once días, y en esta ocasión mató a una joven de veinte años y dejó ciego de un disparo en la cabeza a su novio, de la misma edad.
Los populosos barrios de Brooklyn, Bronx y Queens fueron el campo de actuación del asesino, que en la mayor parte de los casos se acercaba sigilosamente a los coches estacionados y disparaba siempre cuatro veces por la ventanilla del asiento contiguo al del conductor. Las mujeres morenas con pelo largo fueron al principio sus víctimas, lo que hizo pensar a los investigadores que podría tratarse de un sicópata que quería vengarse de algún desaire amoroso en mujeres de aspecto similar a la que odiaba. Sin embargo, la última víctima del hijo de Sam fue una joven rubia, de pelo corto, asesinada el pasado 31 de julio. En total, el perturbado, que fue identificado presuntamente como David Berkowitz, asesinó a cinco mujeres y un hombre, e hirió de diversa consideración a tres hombres y cuatro mujeres. Trece víctimas en total, entre ellas una chica de dieciocho años que quedará paralítica para siempre y un joven de veinte años que quizá quede ciego.
Más de quinientos detectives de la policía de Nueva York trabajaban en los últimos días en el caso del «asesino del calibre 44». Otros muchos se ofrecieron voluntarios para dedicar sus horas libres a la búsqueda del misterioso criminal, que se dedicó esencialmente a disparar desde la oscuridad contra automóviles estacionados en lugares solitarios, con una pareja en su interior. El 29 de julio del año pasado cometió el hijo de Sam su primer asesinato. El último tuvo lugar hace sólo once días, y en esta ocasión mató a una joven de veinte años y dejó ciego de un disparo en la cabeza a su novio, de la misma edad.
Los populosos barrios de Brooklyn, Bronx y Queens fueron el campo de actuación del asesino, que en la mayor parte de los casos se acercaba sigilosamente a los coches estacionados y disparaba siempre cuatro veces por la ventanilla del asiento contiguo al del conductor. Las mujeres morenas con pelo largo fueron al principio sus víctimas, lo que hizo pensar a los investigadores que podría tratarse de un sicópata que quería vengarse de algún desaire amoroso en mujeres de aspecto similar a la que odiaba. Sin embargo, la última víctima del hijo de Sam fue una joven rubia, de pelo corto, asesinada el pasado 31 de julio. En total, el perturbado, que fue identificado presuntamente como David Berkowitz, asesinó a cinco mujeres y un hombre, e hirió de diversa consideración a tres hombres y cuatro mujeres. Trece víctimas en total, entre ellas una chica de dieciocho años que quedará paralítica para siempre y un joven de veinte años que quizá quede ciego.
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