jueves, 14 de febrero de 2013
El "Hijo de Sam", condenado a 315 años de cárcel
David Berkowitz, el tristemente célebre Hijo de Sam, que asesinó a seis personas, hirió de gravedad a otras siete y aterrorizó durante más de un año a la ciudad de Nueva York, fue condenado ayer por un tribunal de Brooklyn a un total de 315 años de cárcel.Según las leves del estado de Nueva York, Berkowitz tendrá que cumplir treinta años de la condena antes de que pueda solicitar la libertad bajo palabra. El juez Joseph Corso impuso una pena de veinticinco años de cárcel por cada uno de los seis homicidios cometidos por el Hijo de Sam, y otras que oscilan entre quince y veinticinco años por los intentos de asesinato,
La lectura de la sentencia tuvo que ser retrasada tres semanas, después de que David Berkowitz arremetiera el pasado 22 de mayo contra los guardias que le llevaban ante el tribunal y gritara delante de los padres de una de sus víctimas que la hija de aquéllos era una prostituta. El juez suspendió la lectura de la sentencia y ayer se advirtió al Hijo de Sam que si provocaba el menor escándalo sería atado con una camisa de fuerza.
Cuando el juez Corso preguntó a Berkowitz si tenía algo que alegar en su defensa, el convicto asesino se limitó a responder: «No, señoría.» Un amigo de Stacy Moskowitz, la última víctima del Hijo de Sam, gritó, apenas leída la primera sentencia: «¡Vete a quemarte en el infierno!»
Berkowitz fue detenido el pasado mes de agosto, cuando una multa por estacionamiento indebido llevó a la policía a identificar al misterioso asesino que disparaba con un revólver del calibre 44 contra las parejas que estacionaban sus coches en la oscuridad, en los barrios neoyorquinos de Bronx y Brooklyn.
El Hijo de Sam, al que también se conocía por el asesino del calibre 44, se confesó culpable de todos los asesinatos y más tarde aseguró haber provocado casi 2.000 incendios en los mismos barrios. Berkowitz dijo que recibía «órdenes» para cometer sus crímenes del perro de un vecino, llamado Sam. Cuando fue detenido en su apartamento del suburbio de Yonkers tenía en su poder una metralleta y, al parecer, planeaba irrumpir en una discoteca y disparar contra todas las personas que se encontraban en su interior.
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