Mónica J. F. explicó a sus vecinos y en la escuela de Menorca que aquel niño que vivía con ella era su sobrino. Un día de la primavera de 2008, el menor, de 9 años, dejó de ir a clase y no se le vio más por el barrio, la mujer contó a todos que lo había mandado a vivir con su familia de Galicia. El pasado miércoles 24, en un muy aislado torrente en un monte bajo de Binidalí en Mahón, dos hombres que cortaban leña hallaron una maleta entre la maleza que contenía un esqueleto humano, ropa y material escolar infantil. Como sospechosa de la muerte del menor, la policía de Homicidios ha anunciado hoy la detención de Mónica, de nacionalidad española, de unos 30 años, que tenía un trabajo estable y vivía en pareja, también con ocupación.
El cuerpo abandonado entre los matorrales era el de su único hijo, aquel que decía que era su sobrino, que ahora tendría 11 años. Mónica fue una madre joven, siendo soltera. El padre de la víctima se desvinculó de Mónica y de su hijo y nunca pudo echarle en falta. En dos años y medio, la ausencia del menor jamás originó una denuncia policial ni un expediente académico de traslado de centro. No había caso abierto. Por eso al hallarse la maleta con el pequeño esqueleto las autoridades afirmaron que no había denuncias por niños desaparecidos en Menorca. "Es una laguna en la época del gran hermano", detalla una fuente oficial.
De acuerdo con la narración de las delegaciones de Gobierno, Mónica, tras ser detenida en su casa menorquina, primero ha expresado una total ignorancia y confusión, daba a entender que no sabía de qué le hablaban. Después ha confesado a la policía que un día al llegar al domicilio encontró el cuerpo sin vida de su hijo, pero que ella no intervino en su muerte.
La detenida ha relatado que, presa del pánico, introdujo el cadáver en la maleta y añadió todas las pertenencias de su hijo: un reloj digital, unos jeans, camisetas, un comic, un libro de texto, lápices de colores y varios juguetes. Luego tomó la maleta y la abandonó. Ha estado unos treinta meses expuesta al sol, el viento y la lluvia de Mahón. Un ticket de facturación de un viaje, apenas legible, abrió una senda a los investigadores.
El grupo de Homicidios de Baleares, que generalmente resuelve los casos con rapidez, recibió la maleta con los restos en Palma. Los investigadores y forenses empezaron a examinar los restos óseos mientras se cribaban los registros escolares, hospitalarios y médicos de toda España para cruzar datos de posibles súbitas desapariciones. El forense detalló que el cuerpo hallado era de un preadolescente. Las indagaciones científicas determinarán las causas y circunstancias de la muerte. "El caso está resuelto", afirman desde Interior, porque hay indicios para acusar a la madre de la muerte. El hombre que vivía con ella en pareja inicialmente no aparece implicado en el caso.
El cuerpo abandonado entre los matorrales era el de su único hijo, aquel que decía que era su sobrino, que ahora tendría 11 años. Mónica fue una madre joven, siendo soltera. El padre de la víctima se desvinculó de Mónica y de su hijo y nunca pudo echarle en falta. En dos años y medio, la ausencia del menor jamás originó una denuncia policial ni un expediente académico de traslado de centro. No había caso abierto. Por eso al hallarse la maleta con el pequeño esqueleto las autoridades afirmaron que no había denuncias por niños desaparecidos en Menorca. "Es una laguna en la época del gran hermano", detalla una fuente oficial.
De acuerdo con la narración de las delegaciones de Gobierno, Mónica, tras ser detenida en su casa menorquina, primero ha expresado una total ignorancia y confusión, daba a entender que no sabía de qué le hablaban. Después ha confesado a la policía que un día al llegar al domicilio encontró el cuerpo sin vida de su hijo, pero que ella no intervino en su muerte.
La detenida ha relatado que, presa del pánico, introdujo el cadáver en la maleta y añadió todas las pertenencias de su hijo: un reloj digital, unos jeans, camisetas, un comic, un libro de texto, lápices de colores y varios juguetes. Luego tomó la maleta y la abandonó. Ha estado unos treinta meses expuesta al sol, el viento y la lluvia de Mahón. Un ticket de facturación de un viaje, apenas legible, abrió una senda a los investigadores.
El grupo de Homicidios de Baleares, que generalmente resuelve los casos con rapidez, recibió la maleta con los restos en Palma. Los investigadores y forenses empezaron a examinar los restos óseos mientras se cribaban los registros escolares, hospitalarios y médicos de toda España para cruzar datos de posibles súbitas desapariciones. El forense detalló que el cuerpo hallado era de un preadolescente. Las indagaciones científicas determinarán las causas y circunstancias de la muerte. "El caso está resuelto", afirman desde Interior, porque hay indicios para acusar a la madre de la muerte. El hombre que vivía con ella en pareja inicialmente no aparece implicado en el caso.
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