miércoles, 15 de febrero de 2012

gerald stano parte 2

Nacido en Daytona Beach en 1951, Gerald Stano tiene 41 homicidios en su haber como resultado de su profundo resentimiento hacia un mundo de “prostitutas”. Este misógino realmente disfrutaba el acto de matar. Lo hizo con gozo e impunidad durante más de diez años. Comenzó en 1969 y dejó cadáveres en más de tres estados de la Unión Americana (Florida, New Jersey y Pensylvania). Sus víctimas predilectas eran, por supuesto, las prostitutas, chicas que habían huido de sus hogares y adolescentes que hacían auto-stop en las carreteras.


 


 

La vida de Stano no inició de forma sencilla. Su madre lo dio en adopción y se encontraba profundamente desnutrido y con claras señales de abuso físico y psicológico. Aún así, consiguió unos padres adoptivos. De niño, mojaba la cama y pronto se metió en problemas con las autoridades, primero por hacer funcionar una alarma de incendio y después por arrojar piedras a los automóviles que iban pasando. Faltaba a la escuela y robaba dinero a sus padres. En una ocasión, sustrajo gran cantidad de dinero y les pagó a los miembros del equipo de carreras de su escuela para que corrieran detrás de él para que pudiera llegar en primer lugar. Estudió una carrera técnica relacionada con la computación, pero le costaba mantener los empleos. Comenzó a salir con una chica que padecía retraso mental y la dejó embarazada y se volcó en las drogas y el alcohol. Después se casó, pero golpeaba a su esposa y ésta consiguió el divorcio.


 

A diferencia de otros asesinos seriales, nunca violó a sus víctimas. En lugar de ello, les proporcionó una muerte lenta y dolorosa. Tal como dijo uno de los oficiales investigadores del caso: “Él sólo piensa en tres cosas: Equipos de estéreo, autos y matar mujeres”. Stano fue arrestado en 1978 y acusado de la muerte de Cathy Lee Scharf, una chica de 17 años que hacía auto-stop, originaria de Port Orange, Florida.


 


 


 

Stano confesó haber “levantado” a la adolescente mientras pedía aventón y haberla estrangulado repetidamente durante varias horas. Una vez que finalmente la mató, arrojó el cuerpo en una zanja de drenaje, limpió todo y se fue a una pista de patinaje. Unos cazadores hallaron su cuerpo descompuesto y dieron parte a la policía.


 

En 1983, Stano fue sentenciado a morir en la temperamental silla eléctrica del estado de Florida, llamada “Old Sparky”. Fue también condenado por las muertes de Susan Bickrest y de Cathy Muldoon. Le fueron impuestas, también, seis sentencias por otros tantos asesinatos. Tras 25 años de apelaciones, Gerald fue ejecutado a las 7 de la mañana del 23 de Marzo de 1998. Para su última cena, Stano ordenó un filete de Delmonico, una papa asada con crema y trozos de tocino, pan francés con mantequilla y una ensalada salteada con aderezo de blue cheese. Terminó la comida con medio galón de helado de menta y chocolate y dos litros de Dr. Pepper.


 


 


 

Stano fue el primero en morir en la silla eléctrica del estado de Florida tras la ejecución de Pedro Medina, cuando la silla eléctrica hizo que la cabeza del condenado se incendiara, lanzando llamas de 30 centímetros de alto. Después de esto, las autoridades estatales impusieron una moratoria de un año a la electrocuciones. Los investigadores, eventualmente, dictaminaron que el malfuncionamiento se debió a la inadecuada aplicación de las esponjas conductoras en el casco de la silla.


 

Aún en los últimos momentos, Stano no se arrepintió de nada y decidió no aprovechar la oportunidad de decir algo. Miró fijamente hacia adelante mientras era atado y la ejecución ocurrió sin incidentes. Después, sus abogados distribuyeron una comunicación escrita de Stano donde daba las gracias a sus amigos: “Sepan que los amo a todos y que aprecio su cariño. Gracias por permanecer a mi lado cuando la gente los ridiculizó… Soy inocente.”

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